
Cuando, al amanecer, el viajero vuela desde la ciudad de Lima a la del Cuzco, diez minutos antes de llegar a la ciudad de los incas, el capitán de la aeronave le invita a admirar por la ventanilla de la izquierda el colosal nevado del Salkantay, 6.264 msnm. El paisaje resulta sobrecogedor. A partir del nevado del Salkantay, hacia la izquierda, se extiende una elevada sierra presidida por numerosos nevados desde los cuales descienden innumerables quebradas que alimentan los dos grandes ríos de la región, el Vilcanota-Urubamba y el Apurímac, origen del Amazonas.
También desde Quillabamba, capital de La Convención, se puede contemplar el nevado del Salkantay, mudo guardián del valle.
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